- Las alteraciones en la musculatura del suelo pélvico provocadas por embarazos, deportes de impacto, envejecimiento o tos crónica pueden suponer una disminución en la calidad de vida de los pacientes y puede condicionar hábitos y costumbres.
- Los servicios de Ginecología, Rehabilitación y Fisioterapia diseñan un programa específico para prevenir y ayudar a mantener este conjunto de músculos y ligamentos para evitar problemas como la incontinencia, alteraciones sexuales, descenso de órganos e incluso dolor.
- Los profesionales del centro nos dan algunas claves y consejos útiles para el mantenimiento del suelo pélvico en el vídeo que se puede ver aquí
“El suelo pélvico es un conjunto de músculos y ligamentos que cierran la cavidad abdominal en su parte inferior y su función es sostener los órganos pélvicos, es decir, vejiga y uretra, útero y vagina, y también el recto, en la posición adecuada, porque de ello depende su normal funcionamiento”, explica el Dr Daniel Martínez Campo, ginecólogo especialista en Suelo Pélvico y coordinador de la Unidad de Suelo Pélvico de Ribera en el Hospital Universitario de Torrejón. Es por eso que desde este centro sanitario se ha puesto en marcha un programa específico para facilitar consejos prácticos que eviten problemas en la salud física y sexual de los pacientes.
El Dr Martínez Campo asegura que “las alteraciones en la musculatura del suelo pélvico provocan una disminución en nuestra calidad de vida y en nuestros hábitos”. Por ejemplo, añade, “vemos cómo pacientes con incontinencia urinaria tienden a restringir sus salidas del domicilio y sus relaciones sociales, y las pacientes que llegan a tener un prolapso ven afectada su salud sexual y física”. Es por eso que el Hospital Universitario de Torrejón ha creado una unidad específica para su cuidado y tratamiento por parte de los servicios de Ginecología, Urología, Digestivo, Rehabilitación y de Fisioterapia. Según este especialista, las probabilidades de que una mujer tenga que someterse a una cirugía del suelo pélvico por prolapso o incontinencia oscila entre un 10% y un 20%.
Y es que hay situaciones, acciones u omisiones de ejercicio físico que pueden afectar al suelo pélvico, por ejemplo, embarazo, parto y postparto, los deportes de impacto como correr y saltar, el estreñimiento, el sobrepeso, una postura incorrecta, la menopausia, el envejecimiento y la tos crónica. En el caso de embarazos y partos, la situaciones pueden ser muy diferentes entre las mujeres e influye, además, el número de partos. Y por lo que respecta a los deportes de impacto, las posturas o estados físicos como el sobrepeso o la tos crónica también condiciona la intensidad y el tiempo, aunque todas son situaciones que los expertos recomiendan controlar y contrarrestar para proteger y cuidar el suelo pélvico.
“No podemos controlar por completo el daño del suelo pélvico ya que hay factores como el número de partos, las características de estos, la edad o la calidad de nuestros tejidos, porque esto son cuestiones que no dependen de nosotros; pero sí que podemos controlar muchos otros factores como la obesidad, el esfuerzo abdominal y el tono de esta musculatura que van a mejorar nuestro suelo pélvico”, explica el Dr Martínez Campo.
Por ello, desde el servicio de Rehabilitación, la Unidad de Suelo pélvico se encarga de valorar la integridad de la musculatura que da soporte a los órganos pélvicos, así como examinar la fuerza, tono y su actividad basal para poder pautar el mejor tratamiento de fisioterapia según la patología de cada paciente. La concienciación de su existencia y el aprendizaje de ejercicios son una herramienta fundamental para poder prevenir y tratar las patologías que causen alguna disfunción.
En esta línea, la Dra Noelia García, especialista en Rehabilitación del Hospital Universitario de Torrejón, junto a Elena Méndez y Paula Gómez, fisioterapeutas del centro, nos dan algunas claves y consejos útiles para el mantenimiento del suelo pélvico en el vídeo que se puede ver aquí. Además, los expertos del centro coinciden en recordar las recomendaciones: orinar entre 4 y 6 veces al día, beber suficiente agua, no abusar del café, té o bebidas gaseosas, mejorar la postura corporal, dejar hábitos tóxicos como el tabaco, y hacer ejercicio controlando siempre la musculatura del suelo pélvico.