- La escasez de lluvia y las altas temperaturas pueden generar un impacto nocivo en las vías respiratorias, especialmente en las personas de edades extremas y en aquellas que sufren patologías crónicas respiratorias y cardiovasculares
- La práctica deportiva y el consumo de tabaco, activa o pasivamente, pueden aumentar la irritación
La escasez de lluvia y la sequía pueden provocar sequedad en el aire y un aumento de la contaminación atmosférica, afectando de forma negativa a la calidad del aire que respiramos. Estos factores pueden tener un impacto negativo en la salud respiratoria porque aumenta la concentración de partículas que respiramos y esto hace que las vías respiratorias sufran una mayor irritación, lo que amplía el riesgo de descompensación de enfermedades respiratorias.
La Dra. Soledad Alonso, jefa del servicio de Neumología del Hospital Universitario de Torrejón explica que, además, “el aumento de las temperaturas provoca que la evaporación del agua sea mayor, por lo que la piel y las mucosas que recubren la vía respiratoria superior tienen una mayor deshidratación, lo que incrementa la irritación”.“Esta situación puede provocar síntomas en toda la población, pero puede agravarse en las personas de edades extremas, niños y ancianos, y en aquellas que sufren patologías crónicas respiratorias y cardiovasculares”, añade.
La práctica deportiva lleva asociada un incremento del número de respiraciones que se llevan a cabo, con lo cual, la inhalación de partículas y la irritación pueden aumentar. “Las personas que sufren patologías respiratorias y en las que la actividad física es fundamental, deben evitar las horas centrales del día y las altas temperaturas, además de evaluar la calidad del aire en la zona donde van a practicar deporte”, recomienda la Dra. Alonso. “Otro de los factores que puede acrecentar el problema es el consumo del tabaco, activa o pasivamente, ya que aumenta el número de partículas nocivas y el riesgo para nuestra salud”, amplía.
Otra de las alternativas para combatir la sequedad ambiental es el uso de humificadores fríos: “Su uso puede aumentar el porcentaje de humedad en la habitación donde se utilizan, aunque hay que tener en cuenta que es fundamental que esté asociado a un plan de limpieza e higienización intenso para evitar que sean el foco transmisor de otras enfermedades, ya que el clima seco facilita la diseminación de los virus respiratorios”.
Soledad Alonso concluye recordando la importancia de “realizar una correcta hidratación bebiendo, al menos, dos litros de agua al día siempre que no exista contraindicación médica” y de consultar a los profesionales sanitarios en el caso de estar sufriendo algún problema o descompensación.